¿Te ves al espejo y no reconoces a la mujer que fuiste?
A veces, ni la ropa más cara logra tapar el vacío de no sentirte tú misma.
Estás entrando a una nueva década, has logrado tanto… pero algo dentro de ti grita que no estás conectando con tu esencia.
Te preguntas si te perdiste en el camino.
Cambió tu cuerpo, cambió tu vida, cambiaron tus prioridades. Pero tu imagen no ha evolucionado contigo.
Sigues vistiéndote desde el juicio, desde la comparación, desde la culpa. Y ya no quieres más de eso.
Lo que quieres es volver a ti.
Quieres mirarte al espejo con amor, con orgullo. Vestirte desde el merecimiento. Que tu ropa exprese tu historia, tu presente, tu poder.